Homenaje a Picasso

Homenaje a Picasso

Queridos amigos:

Hace ya varios años surgió en nuestros talleres una pequeña “Guernica”, esculpida en madera. Tenía solo dos metros, pero suficiente para mostrar hasta qué punto la escultura está contenida en la pintura de Picasso. Sin embargo, también dejó en evidencia el error de alterar la dimensión original. Una obra pertenece a un tamaño único que constituye exactamente “el espacio de su emoción”. Desde ese primer intento, hemos cuidado estrictamente el tamaño en las obras siguientes y finalmente lo hemos devuelto también para el “Guernica”.

Al parecido en la forma y el tamaño, agregamos el de la luz y del color, a la exigencia de la propia obra mimetizada en la madera. Pero el contenido de una obra no lo hacen sus parecidos, y nosotros, esculpiendo lo que estaba en telas, sentimos acercarnos a su contenido. Lo más profundo de una obra es su realidad, y desde la madera y el volumen libremente interpretado, recreamos a Picasso y ahora compartimos esta nueva realidad.

Desde 1984, en nuestros talleres de Mapocho, vienen renaciendo una a una estas obras de Picasso, formándose un conjunto coherente que nos emociona. Desde esa experiencia releímos su vida y repasamos su obra, descubriendo que faltaban importantes momentos creativos, sus autorretratos y los retratos de sus amigos y seres queridos, que le permitieron y motivaron su vida.

Entonces, para mostrarlo a él desde sus obras, fijamos un mínimo de 44 trabajos, que exhibiríamos públicamente y mostraríamos a los amigos, por la alegría de compartir lo que hemos querido en silencio estos años y para permitir esa fecundidad a la tarea que producen los encuentros.

Incorporamos el retrato de Jacqueline, su esposa amada y silenciosa, con la que compartió sus últimos veinte años. Devolvimos al “Guernica” su dimensión real, lo que fue un verdadero desafío. Lo mostramos con la idea inicial de replicar su obra: sin el color y solo desde la escultura, las luces y sombras que proyecta.

¿Por qué Picasso y no otro? Para mí la respuesta es fácil: a ninguno quiero más, a ninguno admiro más y, sobre todo, a ninguno debo más. Ya que en él veo todo el entorno en que vivimos y toda la plástica con que miramos el universo.

“Pero Picasso no solo fue un gran talento, un hombre genial y creador”. Fue el hombre de este siglo, que liberando sin interrupción todo aquello en que reparó, todo lo hizo posible; que analizando e integrando, concluyó solo en signos. Que abandonando el parecido alcanzó la realidad. Que revivió a Velázquez, a Manet, al Greco, a Delacroix, a Poussin, a Cranach, haciendo recorrer caminos nuevos a los que ya consagrados permanecían en los museos. Que en pleno siglo XX fue primitivo junto a los africanos, y griego arcaico y clásico. Que hizo una cabra de un trenzado de mimbre, un toro de un manubrio de bicicleta y un mono de un automóvil. Que hizo nacer siluetas de mujer de un jarrón acinturado y que, en fin, hizo un mundo juntando parecidos y creó sus obras en la diferencia.

“Pero Picasso no solo fue un gran talento, un hombre genial y creador”. Fue un trabajador poderoso que nunca se detuvo, que copió y replanteó todo y a todos con excepción de sí mismo, a quien nunca copió, ya que sentía la necesidad de pintar todo lo que le llegaba, pero que nunca pintó para llegar.

“No todo lo digo, pero todo lo pinto”, dijo. Y el inmenso valor de decirlo todo pintando y de no dejar nada sin pintar, mientras escandalizó por presentar a un hombre de pasiones, de carne y hueso, permitió liberar al mundo occidental encadenado, dándole forma abierta y verdadera a este siglo. Porque la belleza había llegado a perder toda significación, ya que no es algo ajeno que pueda aprenderse y cogerse, sino al contrario, como el día en la noche, es el hombre de cada tiempo y solo desde su tiempo puede hacerla comparecer.

Así gozamos hoy con otros signos, con “Masacre en Corea”, en que Picasso revive a las señoritas del burdel, con los almuerzos campestres que vuelven a sus diálogos entre el pintor y su modelo. Signos que persiguió hasta el fin de su vida y en donde, en forma siempre conmovedora, planteó las preguntas de siempre: ¿Qué es la belleza? ¿Quiénes somos?

Todas las obras aquí expuestas han sido recreadas escultóricamente en madera en los talleres/fábrica de Arquitectura y Puertas Artesanales, bajo la dirección de Eduardo Mena M. (Arquitecto). Se ha cuidado una estricta fidelidad con la dimensión original y la forma, siendo la escultura una interpretación de Alejandra Ruddoff (Escultora) y el color con la luz una interpretación de Eduardo Mena C. (Hijo) pintor, apoyados por un grupo de escultores y pintores. Agradecidos a este gran equipo por todos sus esfuerzos y trabajos realizados.

Eduardo Mena M.
Santiago, Chile, Julio 14 de 1990